En el ajetreado mundo actual, el estrés se ha convertido en un factor omnipresente que afecta a millones de trabajadores. Sin embargo, sus consecuencias van más allá de la fatiga mental y el agotamiento emocional, pues también pueden extenderse al intestino, alterando el delicado equilibrio de la microbiota intestinal.
En MAS Prevención, empresa de salud laboral, te explicamos cómo se relacionan el estrés y los desequilibrios en la flora intestinal.
Tabla de contenidos
Cómo se conectan el cerebro y el intestino
El eje intestino-cerebro es una compleja red de comunicación bidireccional entre el intestino y el cerebro. Esta conexión se establece a través del nervio vago, el sistema nervioso autónomo y la producción de hormonas y neurotransmisores en el intestino.
Por una parte, el intestino envía señales al cerebro sobre su estado de salud, incluyendo información sobre la digestión, la absorción de nutrientes y la composición de la microbiota intestinal. Estas señales influyen en diversos aspectos del funcionamiento cerebral, como el estado de ánimo, la ansiedad, la memoria y el aprendizaje.
Por otro lado, el cerebro también puede enviar señales al intestino, modulando la motilidad intestinal, la secreción de hormonas y la composición de la microbiota intestinal. El estrés, por ejemplo, puede alterar estas señales, provocando problemas digestivos y alterando la microbiota intestinal.
Qué le ocurre a tu intestino cuando estás nervioso
El estrés laboral crónico desencadena una serie de respuestas fisiológicas que impactan directamente en la microbiota intestinal. Entre los mecanismos involucrados se encuentran:
- Aumento del cortisol: La hormona del estrés, el cortisol, altera la motilidad intestinal y la producción de mucina, la sustancia que recubre la pared intestinal. Esto puede conducir a una mayor permeabilidad intestinal, permitiendo que bacterias dañinas y toxinas ingresen al torrente sanguíneo.
- Desequilibrio de neurotransmisores: El estrés crónico afecta la producción de neurotransmisores como la serotonina y el GABA, que juegan un papel importante en la comunicación entre el intestino y el cerebro. Este desequilibrio puede alterar la composición de la microbiota intestinal y favorecer el crecimiento de bacterias proinflamatorias.
- Cambios en la dieta y hábitos alimenticios: El estrés laboral a menudo conduce a hábitos alimenticios poco saludables, como el consumo excesivo de alimentos procesados, azúcares y grasas, y una ingesta insuficiente de fibra. Estos factores contribuyen a un desequilibrio en la microbiota intestinal.
Cómo proteger nuestro microbiota intestinal del estrés laboral
A continuación, se muestran algunos consejos para evitar que la salud de nuestra microbiota se vea afectada por el estrés laboral.
- Aprender a manejar el estrés en el trabajo: Implementar técnicas de relajación como la meditación, el yoga o la respiración profunda puede ayudar a reducir los niveles de cortisol y proteger la microbiota intestinal.
- Llevar una dieta saludable: Consumir una dieta rica en frutas, verduras, fibra y prebióticos, y limitar el consumo de alimentos procesados, azúcares y grasas, favorece el crecimiento de bacterias beneficiosas en el intestino.
- Comer alimentos probióticos y prebióticos: El yogur es un excelente probiótico; es decir, que contiene micoorganismos que ayudan a mantener la flora intestinal. Por su parte, alimentos como las legumbres y el ajo tienen propiedades prebióticas, que significa que proporcionan alimento a las bacterias “buenas” del tracto intestinal.
Ahora que ya conoces la importancia de evitar el estrés para mantener una microbiota intestinal saludable, es momento de que pases a la acción implementando nuestros consejos en tu rutina.
Y si te preocupan tus procesos digestivos, ten en cuenta que puedes realizarte un test de microbiota intestinal, con el que obtendrás un ajustado diagnóstico sobre tu estado.