Sin duda alguna la alimentación ha ido cambiando y evolucionando en los últimos años, y no necesariamente para bien. Es cierto que disponemos de mucha más información y algunos estudios que nos muestran cuáles son los alimentos que más beneficios nos pueden aportar y los que menos, pero el ritmo de vida, la facilidad de consumo de algunos alimentos y otras circunstancias que veremos en este artículo, han hecho que hayamos introducido en nuestra dieta algunos alimentos que no nos ayudan en nada.
Sea como fuere, existen ciertos hábitos que podemos incluir en nuestro día a día y que nos ayudarán a prevenir o tratar la obesidad.
Tabla de contenidos
¿Qué es la obesidad?
Lo primero que debemos tener claro es qué es la obesidad. La OMS (Organización Mundial de la Salud) define la obesidad como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud.
Sin embargo, esta definición es algo simplista y conviene ampliarla para que pueda entenderse mejor. La obesidad no es solo un problema a nivel estético, sino que aumenta el riesgo de padecer otro tipo de enfermedades, sobre todo de género cardiovascular o diabetes.
Causas y factores de riesgo
En términos generales, se ha aceptado como causa principal un desajuste o desequilibrio energético entre las calorías que se consumen a través de la alimentación y las que se gastan mediante las actividades diarias.
Por otro lado, existen algunos factores de riesgo que son los que actúan como desencadenantes y pueden provocar o acelerar el proceso. Algunos de ellos se pueden controlar y otros nos, pero siempre se pueden llevar a cabo algunas pautas que nos permitan convivir con ellos.
Factores de riesgo de la obesidad.
- Sedentarismo.
La automatización de las actividades laborales, la continua mejora de los medios de transporte y la vida urbana pueden llevar a tener un estilo de vida más sedentario, donde el deporte y la actividad física pasan a un segundo plano.
- Alimentación inadecuada.
En los últimos años ha crecido desmesuradamente la tendencia a comer alimentos ricos en sal, azúcares añadidos y grasas saturadas. Por no hablar de las comidas rápidas de baja calidad nutritiva. Es sin duda uno de los principales factores.
- Malos hábitos.
El consumo de sustancias como el alcohol y el tabaco, tan presentes y aceptados en nuestra sociedad, contribuyen claramente a la obesidad.
- Factores socioculturales.
La obesidad está relacionada con el nivel educacional y el nivel de ingresos. A menor nivel educacional, menor información y conocimiento del problema. Un menor poder adquisitivo impide acceder a ciertos alimentos saludables y de calidad.
- La edad
Conforme pasan los años se producen cambios hormonales, que unidos a un estilo de vida más sedentario, que incluye una menor actividad física, elevan la posibilidad de llegar a la obesidad.
- Factores genéticos.
Existen ciertos factores hereditarios que pueden influir en la cantidad de grasa corporal.
Síntomas de la obesidad
El síntoma más claro y fácil de ver es el aumento de peso, pero existen otros no tan claros.
- Apnea del sueño o dificultad para dormir.
- Sudoración excesiva.
- Fatiga.
- Sensación de ahogo o falta de aire.
- Intolerancia al calor.
Existen otros síntomas o signos físicos como la aparición de estrías, varices y edemas. Pero en cuanto a datos concretos, debemos tener en cuenta los siguientes:
- Un índice corporal mayor a 30 kg/m2
- Una circunferencia de cintura superior a 102 cm en hombres y 89 cm en mujeres.
- Un nivel de presión arterial por encima de 140/90 mmHg.
Tratamientos para combatir la obesidad.
El tratamiento de la obesidad es un proceso que abarca muchos frentes. Pero cada caso es distinto y depende de aspectos como el nivel de obesidad, las características genéticas de la persona y de otras circunstancias.
Hábitos saludables.
La mayoría de los hábitos saludables tienen que ver con la alimentación y el deporte. Pero ¿qué hábitos podemos incluir en nuestro día a día?
- Reducir el consumo de calorías.
- Consumir alimentos saludables y llevar una dieta equilibrada.
- Planificar las comidas de la semana.
- Hacer ejercicio físico semanalmente.
- Evitar el sedentarismo. Ir al trabajo andando, salir a dar paseos o desplazarte en bicicleta son algunos ejemplos de lo que puedes hacer en tu día a día.
Otros tratamientos.
Cuando la inclusión de hábitos saludables a tu rutina no es suficiente, el siguiente paso es recurrir a tratamiento farmacológico, siempre bajo prescripción médica, que puedan ayudarte a reducir tu peso.
El último recurso es el de la cirugía. Si bien las técnicas siguen en constante evolución, las más comunes son las siguientes:
- Bypass gástrico.
- Gastrectomía tubular.
Incluir programas dentro de nuestra empresa para concienciar a nuestros trabajadores, así como alentar y promover ciertos hábitos saludables dentro de la empresa puede ser clave, sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de horas que los trabajadores pasan al día. Elaborar un plan de Promoción de la Salud es una buena solución para abarcar este asunto y evitar, en la medida de lo posible, la obesidad. En MAS Prevención contamos con un detallado plan elaborado para ayudarte.